jueves, 26 de diciembre de 2013

Mortalidad por cáncer infantil en Colombia



  1. Aunque la participación de los tumores malignos en la mortalidad de menores de quince años ha aumentado en las últimas décadas, el riesgo de muerte (ajustado  por la estructura de edad) ha disminuido. La disminución es evidente tanto en la mortalidad por leucemias como en la mortalidad por todos los tumores. 
  2. La supervivencia global observada está alrededor de 50% a cinco años para todos los tumores. El abandono del tratamiento es un factor crítico: los niños que continúan los tratamientos tienen una supervivencia cercana a 75%, los que no continúan tienen una supervivencia de apenas 30% (ver gráfico). Al respecto, hemos puesto en práctica una serie de medidas orientadas a reducir el abandono, entre ellas la hospitalización de los niños durante toda la fase de inducción del tratamiento.
  3. La tardanza en el inicio del tratamiento también afecta adversamente la mortalidad. Al respecto, hemos ajustado los sistemas de alerta y revisado estrictamente todos los procesos de atención. 
  4. Todavía queda mucho por hacer. La habilitación de las unidades de atención en cáncer infantil, con el fin de cumplir las normas existentes sobre calidad e integralidad del tratamiento, es el mayor reto de los próximos años.
  5. En el tema de cáncer, los avances son dignos de mención. Este año presentamos el Plan Decenal de Cáncer, reglamentamos la ley Sandra Ceballos, ampliamos sustancialmente la cobertura de vacunación contra el Virus del Papiloma Humano (causante del cáncer de cuello uterino) e incorporamos al POS nuevos medicamentos y procedimientos contra las formas más prevalentes de cáncer.  
  6. Los hechos no justifican los juicios catastrofistas. Pero tampoco invitan a la complacencia.  
  Basado en información preparada por Dr. Raúl Murillo, director del Instituto Cancerológico.

domingo, 1 de diciembre de 2013

sábado, 9 de noviembre de 2013

Programa: primer reinado nacional de belleza, 1934


Para quienes dicen que Colombia no ha cambiado, lo ha hecho y mucho. ¿Para bien o para mal? ¿Del elitismo a la ramploneria? ¿De la cultura al entretenimiento? ¿De la inmovilidad social casi absoluta a una mayor fluidez entre clases?





domingo, 8 de septiembre de 2013

Fragmento de un poema de Jaime Jaramillo E.



Tomado del poema "Las hijas del muerto" del libro Sombrero de ahogado (Premio Nacional de Poesía "Eduardo Cote Lamus" en 1983).

martes, 9 de julio de 2013

sábado, 23 de marzo de 2013

Mentalidad paranoide

En 1964, el historiador norteamericano Richard J. Hofstadter publicó un influyente ensayo sobre la paranoia en la política . El político paranoide —escribió Hofstadter— “no percibe el conflicto social como algo que pueda ser mediado o negociado, como lo hacen los políticos tradicionales. Como lo que está en juego es el conflicto entre el mal absoluto y el bien absoluto, lo que se requiere no es un compromiso sino la voluntad de luchar hasta el final. Como el enemigo es considerado totalmente perverso, tiene que ser completamente aniquilado, sino del mundo, al menos del teatro de operaciones sobre el cual el paranoide dirige su atención”. 

En opinión de Hofstadter, para el político paranoide, el enemigo es “un ejemplo perfecto de maldad, una especie de supermán amoral: siniestro, ubicuo, poderoso, cruel y lujurioso”. El enemigo “crea crisis económicas, desencadena corridas bancarias, causa depresiones, manufactura desastres… controla la prensa, tiene fondos ilimitados, posee técnicas especiales de seducción y es capaz de lavar la mente de las personas”.
 
Algunos polìticos colombianos, de la extrema izquierda y la extrema derecha, muestran los mismos sintomas, la mentalidad paranoide casi los describe por completo.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Citas

En Colombia, anotó Albert Hirschman hace ya más de medio siglo, los intelectuales tienden a creer que el cambio social es “un breve interludio entre dos sociedades estáticas: una, injusta y corrupta, que no admite la posibilidad de mejora, y otra, racional y armoniosa, que ya no es necesario mejorar”. 

Pero la realidad es otra. “La memoria de una civilización está en la continuidad de sus instituciones. La revolución que la interrumpe, destruyéndolas, no le quita a la sociedad un caparazón quitinoso que la paraliza, sino meramente la compele a volver a empezar”, escribió Nicolás Gómez Dávila por la misma época. 

Razón no le falta.