Desde hace varias décadas, la teoría de juegos ha sido utilizada por etólogos (y biólogos en general) para estudiar la conducta animal. O mejor, para estudiar la evolución en situaciones en las cuales la distribución de la población es clave para determinar la probabilidad de supervivencia. En clase, estudiamos un modelo sencillo de selección sexual, que intentaba mostrar como una población converge a un equilibrio en el cual hay machos y hembras con diferentes estrategias o conductas sexuales: fieles, adúlteros, fáciles o difíciles.
El modelo es bastante estilizado, y no intenta ser literal. Es simplemente ilustrativo. Pero tampoco puede descartarse fácilmente. La semana pasada, científicos suecos aparentemente descubrieron el gen de la infidelidad.
Esta entrada describe exhaustivamente las estrategias sexuales antes y después del pleistoceno. Como puede intuirse de la presentación enlazada, la teoría de juegos es relevante para entender la complejidad de la batalla de los sexos.
El modelo es bastante estilizado, y no intenta ser literal. Es simplemente ilustrativo. Pero tampoco puede descartarse fácilmente. La semana pasada, científicos suecos aparentemente descubrieron el gen de la infidelidad.
Esta entrada describe exhaustivamente las estrategias sexuales antes y después del pleistoceno. Como puede intuirse de la presentación enlazada, la teoría de juegos es relevante para entender la complejidad de la batalla de los sexos.